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Hoy me he levantado con la necesidad de compartirte una experiencia personal, de cómo pasé de una vida sin propósito a mi vida actual en la que me he reencontrado con mi esencia.

Verás, puede que tú te veas o te identifiques con lo que ahora te voy a contar.

De cualquier modo, mi intención (y esperanza), es que te sirva para que puedas hacer un «click» lleno de conciencia. Un click que puede que te transforme la vida por completo.

– Ya Samantha, me dirás… ¿ Realmente es para tanto?

– Sí. Ahora verás porqué.

 

Como un hámster, sin propósito y desconectada de la vida.

Era el 2006 y estaba en medio de una cena de fin de año cuando todo sucedió. En ese momento me di cuenta que había tocado fondo y que había llegado la hora.

Me acuerdo perfectamente la cantidad de libretas que tenía garabateadas, hojas llenas de líneas que no significaban nada en concreto, nada más que un aburrimiento feroz y la necesidad de escaparme «aunque sea mentalmente» de allí.

Mi mirada y mi piel  hacía ya algún tiempo que no tenían brillo y la palabra ilusión había perdido cualquier significado. Interminables reuniones vacías, carentes de cualquier contenido interesante, más que el de hablar sobre nuestro «propio ombligo» y «demostrar» siempre tener la razón y estar «en lo correcto».

 

La realidad era que siempre estaba tratando de sobrevivir y de aprender a vivir sin oxígeno.

Horas extras sin límite que luchaban por hacerme partícipe activa de un mundo de zombies y autómatas. De pronto me encontré corriendo en la rueda, como un hámster, sin propósito y desconectada de la vida. Me había acabado de comprar todos los «espejitos de colores» que nos venden ahí afuera. Estaba inmersa en una jaula de oro, viajes de negocio, mucho glamour y sin fines de semana.  Llevaba años sintiendo este malestar y viendo los estragos que producía en mi vida y en la de quienes me rodeaban.

Era una profesional exitosa a muy corta edad

A los ojos de los demás, lo había logrado. Era una profesional exitosa a muy corta edad, a menudo me preguntaban mis secretos y pedían que les compartiera mis tips y sin embargo, la realidad era que siempre estaba tratando de sobrevivir y de aprender a vivir sin oxígeno.

 

Me sentía asfixiada completamente.

El «problema» nunca fue el mundo corporativo, ni las grandes sumas de dinero que se movían a mi alrededor, aunque para mi, el sueldo fuera siempre el mismo (aunque era muy bueno), eso sí, venía con algunos bonos extras a cambio de sacrificar unas cuantas cosas de mi vida y dejarlas enterradas por el camino. El «verdadero problema» que yo veía, era la falta de propósito en ese mundo que habitaba. Era que no había nada más allá de la superficie. Era el eco absoluto e interminable que siempre escuchaba del otro lado

Tardé en darme cuenta que ese no era mi lugar y que era imposible para mí, intentar siquiera ser feliz , sentirme plena y realizada de esa manera.

No estaba dispuesta a prolongar mi agonía.

Pero tenía claro una cosa:  No estaba dispuesta a prolongar mi agonía. No estaba dispuesta a morir en vida.

Para mejorarlo todo, en pocas semanas iba a ser mi cumpleaños. Estaba en medio de plena crisis y por primera vez, me sentí más sola que nunca en el mundo.

No era miedo. Era pánico. Pánico por la conclusión a la que había llegado: «Tengo casi 24 años y no soy feliz». Este pensamiento y esta toma de conciencia terminó de romperlo todo.  Ya nada estaba de pie. Ni nada nunca más sería lo mismo.

Tenía que juntar valor, dejarme de excusas y reconectar con mi Esencia. Tenía que hallar mi propósito vital y  reinventarme profesionalmente.

Sólo así podría ayudar a llevar más conciencia, humanidad, propósito y realización a ese mundo, tan desconectado y lleno de «vida artificialmente humana» del cual yo venía.

 

Verás, aunque había aprendido lo corta que puede ser la vida, porque a los 19 años viví una experiencia «cercana a la muerte», lo cierto es que hasta ese momento, yo no había sido lo suficientemente consciente de que una vida sin propósito y sin esperanza es la peor de las muertes.

Hoy, estoy a la cabeza de un movimiento de Game Changers, como se suele llamar a los hacedores de las nuevas reglas.

Líderes, empresarios y profesionales visionarios que están dispuestos a impactar positivamente en el mundo y cuyo compromiso es no morirse sin antes haber dejado su legado, sin haber compartido su mensaje.

Puedo compartirte con sano orgullo, que me siento cada día más libre por dentro y por fuera.

 

Me he reencontrado con mi Esencia y alineado con mi estrella polar. Y por si fuera poco, he tenido el privilegio de ayudar a transformar cientos de vidas a salir de la Matrix y empezar a vivir de verdad, plenamente cada día de sus vidas.

Ahora que ya conoces mi historia, dime:

¿Cuánto vale para ti ser capaz de vivir en paz sin importar qué suceda a tu alrededor (así se caiga el mundo).¿Qué darías por disfrutar de sentirte pleno, realizado, con una vida llena de propósito y que además deja un legado?
¿Y si además te muestro cómo alinear tu vida personal y profesional y así disfrutar de una vida extraordinaria y llena de impacto los 365 días del año?

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